Quimera

Se enamoró de una ilusión.

De algo que no podía tocar ni alcanzar. De algo que, a pesar de estirar sus brazos, no podía siquiera rozar. Porque no era. 

Porque era una quimera.

Por eso buscó sus caricias en el viento. Buscó sus besos en la luz de la luna y su voz en las melodías. Su sonrisa en las nubes y sus abrazos entre las sábanas. 

Por eso se dormía cada día con el anhelo de volver a encontrarle entre sus sueños. Por eso lloraba cuando el silencio le acompañaba, dejándole con su vacío y sus amargos pensamientos. 

Y también por eso buscaba estrellas fugaces que cumplieran sus deseos y miraba al cielo en busca de consuelo. Por eso le pedía al mar que enviara en sus olas su ruego. Por eso se desahogaba entre palabras que cantaba al cielo. Entre frases que no tenían un destino ni un receptor que las oyese. 

Soñaba con una ilusión, a la que dedicaba sus latidos. Pero no estaba. No le escuchaba. 

Porque no era. 

Aún así seguía gritando su nombre. Aún así seguía contándole los secretos que custodiaba la noche. Palabras que regalaba al viento y guardaban las estrellas. 

Aún así su corazón palpitaba de esperanza, aún cuando solo la luna sabía donde se escondía. 





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