El rincón de la estrella fugaz

Esta es la historia de una pareja que no puede verse.  Es la historia de unos amantes de mundos lejanos. No pueden rozarse. No pueden sentirse.  Están juntos. Pero separados.  Su amor nació con el paso de los días, y las estrellas estuvieron presentes para contar las horas.  Los amantes quisieron tocarse. Pero el mundo era injusto y ninguno tenía el poder de cruzar la línea que los separaba.  Por eso se quedaron alejados, anhelándose el uno al otro. Por eso observaban las estrellas deseando estar bajo el mismo cielo.  La brisa se convirtió en la portadora de sus besos. La luna se hizo testigo de su lejanía y escuchó el llanto y la angustia de los dos amantes.  Triste y afligida, la luna les ofreció la oportunidad de encontrarse en sueños cada noche. Tejió los deseos de ambos y creó un mundo para ellos solos, más allá de las estrellas, más allá de lo real.  Así ocurrió esa historia, en la que por primera vez aquellos amantes pudieron abrazarse bajo la luz plateada de la mágica luna.

Se enamoró de una ilusión. De algo que no podía tocar ni alcanzar. De algo que, a pesar de estirar sus brazos, no podía siquiera rozar. Porque no era.  Porque era una quimera. Por eso buscó sus caricias en el viento. Buscó sus besos en la luz de la luna y su voz en las melodías. Su sonrisa en las nubes y sus abrazos entre las sábanas.  Por eso se dormía cada día con el anhelo de volver a encontrarle entre sus sueños. Por eso lloraba cuando el silencio le acompañaba, dejándole con su vacío y sus amargos pensamientos.  Y también por eso buscaba estrellas fugaces que cumplieran sus deseos y miraba al cielo en busca de consuelo. Por eso le pedía al mar que enviara en sus olas su ruego. Por eso se desahogaba entre palabras que cantaba al cielo. Entre frases que no tenían un destino ni un receptor que las oyese.  Soñaba con una ilusión, a la que dedicaba sus latidos. Pero no estaba. No le escuchaba.  Porque no era.  Aún así seguía gritando su nombre. Aún así seguía contándole los secretos qu

Angustia. Angustia del pasar de las horas. Del tiempo que se escurre. De la rutina que estrangula. De los momentos que se pierden como estelas y la sombra de un futuro que muerde, que se acerca enseñando sus dientes. Angustia de pensar que todo va muy rápido. De saber que los minutos que mueren jamás regresarán. Angustia de sentir hundirte en un océano negro, tan negro como un profundo abismo. ¿Sabrán las estrellas, eternas y tranquilas, el amargo sentimiento que experimentamos los humanos? ¿Sabrá la luna el miedo que nos aguarda en cada esquina? Quizás sí, y solo puedan observar e intentar calmarnos con su brillo, con su luz eterna y pura. Quizá por eso se mantienen serenas en el firmamento, para que jamás perdamos el rumbo aunque la oscuridad se cierna sobre nosotros. Para que los problemas parezcan minúsculos en comparación con la grandeza del lugar donde descansan. Para recordarnos que el pasado y el presente son uno en el cielo, y que el tiempo en realidad es una ilusión demasiado

Mi niña interior llora.  Llora por el pasado que se esfumó. Por la magia de una navidad que ahora emigra al Polo Norte para nunca volver. Para congelarse y solo permanecer como un recuerdo gris. Llora porque el mundo que creía estable se derrumba hoy.  Porque la magia de la niñez va desapareciendo con el paso de los años, quedándose como estelas que van muriendo lentamente. Y se queda encerrado en nosotros el niño que una vez fuimos, que se queda dormido entre lágrimas cristalinas. El mundo cambia. Las personas también. A veces los lazos se debilitan, y las fotos y recuerdos se llenan de polvo. Esa esa realidad al crecer, al ser consciente de la realidad. Y aún queda el anhelo de volver al ayer. De rodearse de aquella calidez familiar, de esa felicidad llena de inocencia que carece de preocupaciones. Ahora entiendo el miedo de Peter Pan por crecer. Ahora comprendo el terror por perder aquella ilusión del niño, la paz del alma, la risa de la inocencia. El ppánico que los recuerdos se qu

¿Recuerdas cuando reíamos? ¿Recuerdas nuestros ratos por el campo? ¿Recuerdas los juegos, y como se iban pasando las horas? ¿Recuerdas siquiera esa amistad tan pura y sincera? Cuando hacíamos tonterías, cuando hacíamos travesuras que me daban cierto temor hacer. Cuando mirábamos al cielo y buscábamos estrellas fugaces. Cuando jugábamos a las aventuras fingiendo ser más valientes de lo que eramos... Todo eso ya está muy atrás en el tiempo. Todo eso parece ya tan solo tiernos recuerdos de una infancia ya perdida que ha quedado cubierta por el polvo de los años. Pero tú pareces no recordar nada. Porque ya es imposible quedar contigo sin que una fugaz excusa aparezca y nos separe. Porque ya ni me escribes, no me buscas, y cuando lo haces acabas por cancelar los planes. Porque me dejas para lo último, para el plan si te fallan los demás.  ¿Jamás pensaste como me afectaría eso? Me siento esa amiga de reserva, el postre que a veces ni te comes porque estás llena. ¿Pero sabes? A veces el postr

Este blog está creado con el simple fin de expresarme a través de las palabras. Textos que quizá puedan ayudar a otros. Con los que tal vez puedas sentirte identificado y sentir conmigo. ​ También escribo historias. Historias donde puedo ser libre, donde puedo vivir y refugiarme. Donde puedo ser yo misma.  Si te interesa, puedes encontrarme en Wattpad como Jessikwrites ​ ¡Muchas gracias!