Alma que llora

 Y qué dolor cuando te equivocas. Cuando te arrepientes de haber dado un paso que acabó siendo el principio de un abismo.

Cuando haces algo y todo se derrumba, como si el mundo estuviera hecho del cristal más fino. Frágil, todo es frágil. Todo parece destruirse.

Y qué dolor cuando amas. Cuando lo pierdes todo. Qué dolor cuando las cosas dejan de ser. Cuando todo fue un sueño lleno de fantasmas y malas decisiones.  Cuando todo lo pasado te amenaza con no regresar. 

Que angustia sentir ese nudo en la garganta que te hace sentirte tan pesado. Tan ahogado. Como si el aire se hubiera vuelto plomo. El oxígeno parece lleno de astillas que se clavan en tu garganta.

Que dolor esas ganas de llorar, y no poder hacer nada. Sentirte pequeño, solo, envuelto en una fría oscuridad. Los pensamientos se vuelven tus enemigos y te susurran una y otra vez lo que hiciste mal. Te recuerdan tus remordimientos. Tus angustias. Tus anhelos. 

¿Qué hacer? ¿Cómo escapar? Todo se vuelve un torbellino vicioso que destruye y engulle todo a su paso. Que se hace más grande. Que te aplasta.

Duele. Duele demasiado. Tiemblas. 

Te sientes perdido. Tu cuerpo parece ser de piedra. Pesa. Pesa tanto como el dolor que sientes dentro. Tus músculos no responden. No puedes respirar. 

¿Podremos algún día liberarnos de nuestras cargas? Ser libres como las aves que surcan los azules cielos. ¿Fuimos nosotros los que nos pusimos estas cadenas?

Dolor. Por ahora solo puedo sentir dolor. Mi alma duele. Mi alma grita. 

Mi alma está cansada y solo llora.





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